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La Capoeira Especial – Un regalo para la inclusión social

Ricardo Ribeiro Cortes Corsi
(Maestro Boca Rica)

La capoeira es una manifestación cultural brasileña originaria de africanos que clamaban por la libertad en la época del Brasil colonial. Es una forma rica y creativa de resistencia cultural afrobrasileña. Desde sus orígenes hasta la actualidad, se siguieron muchos caminos, resistiendo toda represión, convirtiéndose en una práctica peculiar que combina aspectos de la danza, juego, música, lucha, gimnasia y la cultura.

En las décadas de 1970 y 1980, la capoeira atravesó un período de gran expansión y popularización, alcanzando un estatus muy alto en Brasil y en el exterior. Comenzaron a surgir varios beneficios hasta ahora inexplorados, como la inclusión de la capoeira en los planes de estudio de las instituciones educativas; el desarrollo de metodologías de formación; el creciente reconocimiento social de la capoeira. La expansión de los mercados laborales potenciales resultó en la aplicación en obras de gran valor social, como la reintegración de niños y jóvenes marginados, la capoeira para la «tercera edad» y la adaptación para estudiantes «especiales», con diferentes tipos de discapacidades.

Cuando decidí hablar sobre el trabajo que he realizado entre los años 2005 y 2008 con estudiantes especiales de EMEE (Escuela Municipal de Educación Especial) en Venda Nova – MG, estaba un poco indeciso sobre cómo escribiría el texto. No quisiera escribir de esa manera académica tradicional, llena de términos técnicos y predefiniciones de mejoras psíquicas, físicas y sociales.

Lo que realmente me gustaría transmitir a los lectores es un poco del sentimiento y la realidad que enfrentamos cuando decidimos dedicarnos a este tipo de trabajo. Entre mis casi cien estudiantes, había personas autistas, personas con síndrome de down, personas ciegas, personas sordas, personas con discapacidades mentales y físicas, usuarios de sillas de ruedas, entre otros. Confieso que cuando me invitaron a enseñarles me quedé un poco impactado y mi primer instinto fue que no podría desarrollar las clases.

Recordé un momento que me impresionó mucho hace veinte y cinco años, todavía principiante en la capoeira, en un viaje a la ciudad de Guaratinguetá-SP, cuando me conmovió ver a los alumnos del Mestre Ponciano Almeida, pionero en este trabajo en la capoeira en todo el Brasil. Con las mismas necesidades que las de mis alumnos, hicieron una presentación de capoeira y una «Puxada de rede de xaréu» en la que comovió todo el gimnasio y la mitad de los presentes en el público rompieron a llorar.

Decidí dar un salto y tomé como referentes al Mestre Ponciano Almeida, Mestra Morena y al profesor José Roberto Martins para desarrollar mi trabajo con especiales. En pocos meses logré inculcar en la clase un sentido de unidad y confianza y una “rutina” de capoeira que absorbieron para su día a día. Es muy gratificante ver a algunos estudiantes que no pueden memorizar los días de la semana, sabiendo que el jueves es el día de blanco, el día de la capoeira.

Lo que estos estudiantes logran hacer en la roda y la confianza y la alegría que aportan a sus vidas es asombroso. Aún más sorprendente es lo que los «dichos normales» aprenden al integrarse con los especiales. En los veinte y cinco años que he trabajado con capoeira y, principalmente, entre 2005 y 2008, cuando trabajé con especiales, he visto a varios capoeiristas grandes y fuertes desmoronarse por veren el esfuerzo, el coraje y la pasión con que estos estudiantes enfrentan sus barreras.

Frente a estas personas, las personas «normales» tenemos que reevaluar nuestras dificultades. Puede ser que sean nuestras propias actitudes, más que una realidad física, las que más nos obstaculicen.

Hay muchas posibilidades para el cuerpo humano a través de la capoeira. En este contexto, podemos citar algunos ejemplos prácticos, como una alumna con una limitación casi total de movimiento del cuello hacia abajo, pero al escuchar el sonido del berimbau en la roda, no mide esfuerzos por abrir una enorme sonrisa e intenta mover sus brazos en el movimiento de ginga.

Podemos ir un poco más lejos. Cuando un alumno hemipléjico, con grandes dificultades de movilidad, me hablaba y señaló hacia un lado. Miré inocentemente, y trató de hacerme tropezar. No me caí, pero como en la capoeira, lo que cuenta es la intención, me había atrapado. Él ya era capoeirista y yo ni me había dado cuenta.

El movimiento corporal debe tener un significado amplio en la vida de estas personas e ir más allá de los estereotipos construidos en la sociedad. Quizás el mayor beneficio sea el involucramiento con una práctica que se ocupa de los derechos individuales de participación, autonomía y autodeterminación en pos de mejorar la calidad de vida. Este trabajo desarrollado en la capoeira tiene como objetivo contribuir a la realización del respeto por las diferentes capacidades, talentos y potencialidades de los seres humanos, garantizando la igualdad de derechos de oportunidad para todos. La capoeira se manifiesta como un juego, como una pelea y como un baile, sin asumir efectivamente ninguna de estas características de forma aislada, pero siendo todas al mismo tiempo.

Reúne, por tanto, grandes instrumentos de inclusión e integración social, como la música, el ritual, la expresión, la armonía y su pluralidad de manifestaciones corporales y culturales.

Creyendo en la riqueza de estas posibilidades, traté de desarrollar un trabajo orientado a satisfacer individualmente las necesidades de todos los integrantes del grupo, para que todos pudieran participar de manera efectiva y alegre en la roda de capoeira y convertirse en capoeiristas en alma y cuerpo.

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